Hacer siempre lo mismo, con la misma gente, por los mismos sitios... no suena demasiado estimulante. El ser humano necesita cosas distintas de vez en cuando. Salir de la rutina. Abandonar la zona de confort. Ir más allá de lo conocido. Por eso, cuando montando en bici decides tomar una senda por primera vez en medio de la montaña sin saber a donde conduce, experimentas en tu cuerpo esa emoción, mezcla de nerviosismo y miedo, que algunos calificarían como negativa, pero que los deportistas que practicamos deporte en plena Naturaleza llamamos Aventura.
Habernos perdido nos ofrece la oportunidad de descubrir nuevos sitios; pasar por escenarios distintos y misteriosos para nosotros, que nos hacen recapacitar y poner a prueba todo lo que hemos aprendido en la vida o sobre las dos ruedas de la bicicleta. En definitiva, perderse te hace volver a tu esencia más primitiva, y a partir de ahí volver a inventarte como deportista y como persona; volver a encontrarte, salir victorioso del momento y sentir de nuevo, por ello, la felicidad. Así que si alguna vez, seguro que te pasará, te sientes perdido con tu bicicleta en medio de la nada, piensa que "a veces hay que perderse, para encontrarse a uno mismo"
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